Anoche Sol me preguntaba por el libro que me dejó Irene y que ya acabé: Las cosas que perdimos en el fuego. Como a Lutxi, como a Gustavo, como a mí, le había llamado la atención el título. También la cubierta. Esa rubia no es del todo humana. ¿O sí? ¿Qué vemos en la mujer de Aleksandra Waliszewska que tan cómoda se siente en ese escenario propio de Magritte?
En La Tasquita, acompañada de un rioja y morcilla con tomate (¡qué ricos pintxos pone Iñaki!), yo le contaba a Sol el comienzo del cuento, el último en el libro, que da título a la recopilación. Aunque el ambiente no era muy propicio y seguro que yo tampoco me lucí mucho, le pareció interesante, así que quiere leerlo. Para mí lo importante no son los argumentos, más o menos de terror -que no me entra mucho-, sino todo lo que se mueve alrededor. Y cómo lo cuenta, claro. Recomendable.
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