Intenté ver esta película para distraerme, era la que ponían en el tren (nada de v.o., claro), pero me resultó insufrible. Tan empalagosa y repetitiva como se adivina en el trailer. Ni siquiera la adecuada ambientación (vestidos, peinados, muebles y máquinas de escribir) pudo atraerme, perdí la paciencia ante lo previsible y trillado que era todo. Lo mejor, además de lo mencionado sobre el atrezo, son los títulos de crédito (homenaje logrado con mucha mano) y los datos, escasos pero que supongo ampliables, sobre los concursos de mecanografía en los años 50 (por ejemplo en Vitoria en 1957).
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