La película coreana me pareció tan ridícula que, aunque a veces me hizo llorar, perdí por todo el interés. Tanta parodia (o lo que sea que pasaba ahí) le restaba credibilidad y yo solo quería que acabara a pesar de que tenía su importancia qué ocurría al final con el culpable.
¡Menos mal que no madrugamos para ver Fuego!
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