No veo levedad (como oí a mis espaldas) en la obra de Pamen Pereira que se muestra en el MUSAC. Disfruté, aunque un poco apresuradamente, de las sombras, los olores, el sonido y los elementos vegetales. Había una visita guiada a mi lado a la que atendí en algún momento (así me enteré de que los títulos de las obras no se mostraban porque la autora no quiere influir en la interpretación). Me pareció que estas piezas son bastante cercanas al público, quizás por lo decorativo, por el montaje y por lo sugerente de las asociaciones. Es agradable ver a todo un grupo poner interés en un museo. ¡Espero que algunas instituciones se enteren de la conveniencia de abrir los domingos por la tarde!
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