"Seminceros defraudados:
Entiendo perfectamente, e incluso comparto, vuestro cabreo. Siento enormemente que hayáis tenido que pagar nuestros problemas y los desajustes de estas primeras horas del festival. NO HAY NINGUNA EXCUSA, y menos si, además, no os ha
béis sentido bien tratados por nuestra parte. Os merecéis lo mejor por vuestra fidelidad a un certamen que habéis ayudado a engrandecer. Me disculpo personalmente. Aún así, lo único que no puedo compartir es la sensación de que estos errores son fruto de un engaño. No ha habido mala fe en ningún caso. Lo que sí han sido inevitables son fallos que lamento más que nadie y que estamos tratando de subsanar por todos los medios a nuestro alcance. ¿Cómo podríamos compensaros, además de pediros perdón?"
Javier Angulo, Director Artístico de la Seminci, que no se ha "cortao" a la hora de subir los precios en todas las sesiones a cambio de un peor servicio, publicó este texto el domingo 26 en la revista del festival. Ese día los desajustes (retrasos, cortes por el sonido, subtítulos inexistentes o mal colocados, problemas con las entradas…) se repitieron al menos en las 3 sesiones a las que nosotras acudimos. Acabamos agotadas.
Como él parece no saber solucionar los problemas, creo que no debería cobrar.
A mi se me ocurren muchas maneras de "compensar" al público perjudicado. Para empezar debería tener un "detalle" (un bono, como mínimo) con todas las personas a las que los de la venta de entradas engañaron prometiéndonos el envío a casa en taxi (parece mentira pero fue así y se enfadaron cuando lo pusimos en duda) de las mismas.
Echamos de menos el cine Roxi a pesar de que las taquilleras del Broadway fueron amables, que es un mérito con la que les cayó encima.
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