(…) las sociedades humanas viven espacios heterogéneos. Y se entiende que las culturas disponen de ellos para dar acogida o para que puedan dar transito a las vidas de las personas. Está incluida la idea de que las personas encuentran su lugar y de que su vida logra cumplimiento por el hecho de haber estado acogido en o haber transitado por ellos : lugares comunes y no comunes, permanentes y transitorios, reales e imaginarios, rutinarios y soñados, acogedores y mortificantes, a donde se va por gusto y a la fuerza,…La heterogeneidad sobre la que Foucault alerta tiene dos direcciones de distanciamiento de lo que puede ser considerado común. Una es la de los lugares cuya construcción se separa de la realidad hasta el punto de resultar irreconocible(utopía), la otra es la de aquellos otros que se construyen en paralelo y enfrente a los lugares comunes(heterotopías). Aunque tal vez no sean los únicos tipos. No es claro que todos los paraísos se parezcan, tampoco todos los cementerios, por citar algunos de esos otros lugares. La distinción que propone Foucault tiene utilidad más como tal, como posibilidades, que por otra cosa. Por las supuestas y por las explicitas. Porque se da por supuesto que las sociedades construyen “otros” lugares que …los lugares comunes. Y porque esos otros lugares son cada uno a su manera un juego de espejos. No sólo, pero tiene sentido que hablando de lugares Foucault se haya detenido en los espejos. Habría, dice, uno intermedio: “Entre la utopía y la heterotopía habría uno , el espejo. Que es una utopía, un lugar sin lugar. (Me veo estando donde no estoy). Pero también es heterotopía , pues existe realmente y ejerce una especie de contra-acción a la posición que ocupo. Funciona como heterotopía, hace este lugar que ocupo en el momento en que me miro en él. Es real, conectado con el espacio que lo rodea, e irreal, pues para ser percibido hay que pasar por el punto virtual que está allí”. Honorio Manuel Velasco Maíllo
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