El documental da testimonio del proceso de creación: construir artilugios para contar y para contarse. El espectáculo que nos proponen los Hermanos Oligor es más que un juego, es un juego de espejos en el que dar vida a los objetos es hilvanar historias. Es por esto que el film va más allá de un mero acompañamiento y trama sus propios hilos: nos conduce por un itinerario que desde la complicidad y la seducción de lo aparentemente sencillo, permite abrir las barreras de la comunicación y saltar el muro.
(Es una peli recomendada por Cris, la de las letras que caen de las gafas)
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