Este bonito cuento, que a mí me pareció un poco cursi y facilón, me ha enternecido más con el paso de los días y la relación que hemos establecido con la historia quienes la vimos, después de que la premiaran, en grupo. Una pastelería en Tokio, An, nos está dando juego, así que tengo que dar las gracias a Naomi Kawase, la mejor directora en la Seminci, por unirme a las personas que quiero. (Y a Gloria por empezar a tirar del hilo de las fabes.)
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