Les chevaliers blancs consigue que cojas mucha manía a los protagonistas (y de paso al director) de la historia. Demasiada para que te los creas y confíes en sus buenas intenciones. Una trama previsible, sobre todo al final. Lo único, que desde luego no es poco, que pone la piel de gallina es pensar que se basa en una historia real.
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