Acabé un cómic (está en la biblioteca Jovellanos) sobre una familia y su relación con una virgen
de plástico traída de Lourdes. En la historia -recomendable sobretodo por su calidad gráfica- aparece por dos veces el
tema de la mestruación. Primero con el típico rollo del marido que va a entrarle a la mujer y ella dice que tiene la regla. Después, pasadas unas páginas, pregunta si sigue con la regla o pueden… (los puntos suspensivos
no son míos). Me siento incómoda y me pregunto qué me molesta.
Cada vez que veo algo así, y reacciono, pienso en las razones para que sigamos sin hablar con normalidad de cómo nos tomamos la regla. Sus problemas y sus incomodidades. Las bromas tontas. Los intentos de maquillar o tapar el color y el olor. Tema tabú. Susana Carro (de quien podéis leer varios escritos en Mas24) lo analiza en Las mujeres somos un váter. El título, y la anécdota de donde surge, nos impresionó a Charo y a mi. Hablamos un poco sobre este tema. Es cercano y está relacionado con ese del que no solemos tratar: el
sexo. Es complicado porque es algo muy íntimo y no estamos acostumbradas. Por eso a veces he defendido, ante la extrañeza de algún amigo, la serie Sexo en N.Y. aunque sea convencional y frívola. Y por eso promociono entre mis amigas Girls.
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