lunes, 25 de enero de 2010

Amador

                               La música del viento 
y la enramada no pretende aplausos
ni ser tenida como música:
en sí misma termina y no se acaba
-no es que sea sordo el aire- si gritamos
¡Silencio!: no comprende
que el silencio sea un grito, entre otras cosas.


Cambalache, una noche con Tango Zero.

1 comentario:

Imelda dijo...

Aníbal Núñez dijo de mí que no valía para musa de poeta surrealista...