Cuando vi (investigué al llegar a casa, claro, y LaNoe me contó anécdotas varias) que era de Barbastro (lugar casi esotérico) casi agradecí no saberlo antes porque Irene me lo presentó, a Sergio, en plena calle y hacía un frío que pelaba. Sólo le dije que su obra me pegaba con su físico.
1 comentario:
precioso, precioso...
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